La redistribución del poder en la escuela
Algunas reflexiones que me ha generado la lectura del
artículo de Calderón.
Es necesario redistribuir el poder en la escuela para la
toma de decisiones por dos razones:
En primer lugar para poder atender y responder mejor a las necesidades
de los estudiantes y favorecer su despliegue y desarrollo como persona, el fin
último de la escuela.
En segundo lugar porque esta redistribución del poder se
expresa en los espacios de participación escolar, ésta a su vez es una
dimensión de la participación ciudadana. Esto significa que si queremos
construir un país más sólido y democrático debemos de promover espacios de
redistribución del poder.
Estas dos razones son válidas y aceptadas en el papel. Pero cómo
hacemos para que espacios culturales donde el poder lo han tenido unos pocos, cambien.
Entender que el camino pasa por establecer estrategias de
cambio de culturas organizativas, y sobre eso la literatura hoy día es lo
suficientemente abundante como para empezar con pie derecho.
Por ello creo que le cambio de cultura en la escuela, lo que
Cuban llamada gramática escolar, es posible, asimismo el cambio de cultura en
cómo funcionan lo gobiernos locales y regionales, también es posible. Solo es
necesario utilizar la estrategias correctas que la ciencia del cambio nos
ofrece.
Como todo aprendizaje es necesario un entrenamiento regular
y constante, viene a mi mente la experiencia que desarrollamos en el 2007 con
el proyecto de autoevaluación escolar con 30 escuelas, que en esencia fue un
ejercicio de redistribución del poder, de dar voz a los alumnos y padres. Con ejercicios y técnicas concretas que
resultaron bastante útiles para cuestionar las prácticas participativas de la
escuela. Nos basamos en la interesante experiencia realizada por John Macbeath, Denis Meuret, Lars Jacobson y Michael Schratz
en el año 1997.
Calderón, L. (2012). La
dinámica participativa en las actas de reuniones del CONEI.