¿Por qué amamos? Una mirada desde la evidencia
En el libro “Por qué amamos, la ciencia nueva detrás de nuestras relaciones cercanas” la antropóloga evolucionista de la universidad de Oxford Ana Machin realiza una exhaustiva revisión del amor desde varias dimensiones y concluye que el amor es una necesidad como el hambre, no un sentimiento.
En este analiza los distintos tipos de amor y apegos desde una visión evolutiva, desde la neurobiología, la sociología y la genética. Analiza el amor de padre, amor de pareja, la amistad, el apego a las mascotas, hasta a la tecnología. Luego profundiza profundiza sobre la triada oscura, es decir, las peores formas de apego: maquiavelismo, psicopatía y narcisismo.
Finaliza con una reflexión acerca del la importancia del amor en la vida de las personas, como elemento clave para la felicidad y supervivencia.
Como todo lector uno espera una respuesta clara y puntual, pero como ella misma afirma no busca dar una respuesta comprehensiva sino expansionista, por ello no me satisfizo en ese aspecto. Sin embargo, sí logro su objetivo de valor y maravillarnos frente al amor, como ella dice: “lo que espero que haya es un reconocimiento renacido de la inmensidad del amor y una reconsideración de los muchos lugares donde el amor existe en tu vida” (p. 9). En ese sentido, logró el objetivo, porque aprendí a valorar los muchos espacios y dimensiones en los que puedo vivir el amor en mi propia vida.
A continuación comparto algunas de sus ideas clave y algunas que me llamaron la atención.
El amor, un soborno biológico.
Se podría definir el amor como una droga endógena adictiva. Droga porque sólo son unos químicos: la oxitocina, la dopamina, serotonina y la beta-endorfinas. Es endógena porque la producimos nosotros mismos y, por último, adictiva porque la experiencia de apego hace que necesites de esa persona o de ese objeto de amor lo más posible para poder desempeñarte vivir como persona.
La fisiología hormonal del amor sería:
“La oxitocina nos da más confianza, la dopamina nos recompensa y nos empuja a la acción, la serotonina nos obsesiona y ¿la beta-endorfina? Bueno, la beta endorfina se asegura de que nuestras relaciones sean a largo plazo, ya sea con amantes, familiares, hijos o amigos” (p. 230).
La cultura y el amor
El cómo se ama está profundamente influenciado por la cultura. Es por ello que afirma que:
la forma en que percibimos y definimos el amor está influenciada por nuestra cultura, aunque la creciente globalización significa que las ideas occidentales sobre el amor son cada vez más frecuentes (p. 154).
El amor a dios
Diversos estudios muestran que la vivencia de una relación cercana y personal con Dios, como el caso del cristianismo tiene un impacto positivo en la salud mental y física:
En el estudio de McClintock, aquellos que experimentaron la espiritualidad como amor por sí mismos, por los demás y por Dios tenían entre un 9 y un 60 por ciento menos de probabilidades de tener un trastorno depresivo mayor, entre un 35 y un 49 por ciento menos probabilidades de tener ideas suicidas y entre un 23 y un 62 por ciento menos de probabilidades de tener un trastorno depresivo mayor. (p 200)
En pocas palabras vivir la fe sana y previene de trastornos mentales.
Diferencia de género en los celos entre hombres y mujeres
El investigador David Buss descubrió que para las mujeres es más grave la infidelidad emocional que la sexual y lo contrario en el caso de los hombres.
“Para las mujeres, la infidelidad emocional fue la más desencadenante, con un total del 83 por ciento respondiendo que este escenario las ponía más celosas, en comparación con los hombres, donde menos de la mitad, el 40 %, respondió que les provocaba ira. En contraste, el 60 % de los hombres encontraron que la infidelidad sexual era el escenario más inductor de celos, en comparación con el 17 por ciento de las mujeres. (p. 173).
El origen de los celos
Los celos tienen una clara explicación biológica relacionada con la supervivencia de la especie.
Los celos son una respuesta evolucionada a una amenaza a la estabilidad de una relación de reproducción y porque lo que puede poner en peligro la transmisión exitosa de genes a lo largo de las generaciones difiere entre los sexos, porque aportan diferentes recursos, por lo que lo que desencadena esta respuesta difiere entre hombres y mujeres. Es decir, los celos son naturales, pero ello no quita que tengan perversiones y desviaciones. (p.174)
El caso del amor abusivo
Una perversión de la necesidad de amar es el abuso mental y físico que está presente en todo el mundo que padecen mujeres y hombres.
En EE. UU., el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) preguntó a hombres y mujeres sobre las incidencias de violencia doméstica que habían experimentado en su vida. Mirando solo el abuso físico severo, que significa ser golpeado, pateado, quemado, asfixiado, golpeado o atacado con un arma, una de cada cinco mujeres y uno de cada siete hombres informaron al menos un incidente en su vida. (p. 180)
Uso de drogas para el amor
La autora plantea un debate ético acerca del uso de químicos para mejorar el amor. Se pregunta:
Después de todo, ¿qué es el amor sino un conjunto de neuroquímicos drogas adictivas endógenas- que nos motivan a iniciar y luego permanecer en nuestras relaciones? ¿No estaríamos simplemente complementando estos como podríamos complementar la serotonina con un antidepresivo como un ISRS? Y porque sabemos que las relaciones saludables tienen un impacto tan positivo en nuestra salud física y mental y nuestra satisfacción con la vida, ¿no tenemos el deber de prescribir dichos medicamentos si están disponibles para mejorar la experiencia de vida de alguien? (p. 200).
Para ilustrar los peligros o mal uso de químicos para manejar el amor mostró el caso de rabinos que recetaros ISRS como la fluoxetina para los jóvenes judios puesto que sabían que reducían la libido sexual. De esta manera controlaban a los jóvenes par que puedan esperar a tener intimidad sexual en el matrimonio.
Un uso positivo de los químicos lo mostraron otros estudios con el éxtasis para mejorar la relación de parejas. Es decir, como parte de una terapia para parejas en crisis. Al parecer el éxtasis aumenta la oxitocina lo que mejora el apego entre dos personas. Pero el mal uso de la droga ocurrió con jóvenes que lo usaban para desarrollar apego rápido con una persona, pero cuando ya no se tiene la droga se eliminaría el apego. Lo que traería como consecuencia la ruptura con la persona.
El amor para-social
Gracias a esta lectura pude comprender el entusiasmo de los fan de una celebridad de la música o el apego de fieles a su líder religioso. En sí ese tipo de relación para-social es un tipo de apego que ayuda a consolidar la identidad de la persona. La relación para-social se entiende como “conexiones unidireccionales, no recíprocas y no reconocidas, caracterizadas por el compromiso de tiempo, energía y emoción de la persona” (p. 232).
¿Cómo así el ser humano puede desarrollar apego a alguien que no conoce en persona? Probablemente por la lentitud de la evolución:
“El Homo sapiens evolucionó hace alrededor de un cuarto de millón de años. Como consecuencia de esto, nuestros cerebros no han evolucionado para percibir ninguna diferencia entre el humano que vemos parado frente a nosotros y el humano en la pantalla. Entonces los evaluamos e interactuamos con ellos de la misma manera, incluido el enamoramiento” (p. 170).
Sin embargo:
“Todavía no tenemos evidencia suficiente para afirmar si las relaciones parasociales se basan en el amor, pero está claro que para muchos son un elemento importante en su red social y pueden mostrar los atributos del apego (p.170)
El amor, móvil de toda la acción humana
En el último capítulo la autora afirma que
el amor es como el hambre, la sed y el cansancio: una motivación o un impulso para asegurarnos de buscar los recursos que son fundamentales para nuestra supervivencia. (p. 199).
Es decir, no es una emoción o sentimiento es una necesidad más profunda capaz de movilizar a un ser humano de maneras sorprendentes.
El amor como origen del arte y la creatividad
Darwin desarrolló la teoría de la selección natural, en la que el más apto sobrevive. Pero también desarrolló la teoría de la selección sexual. Por lo que se puede decir que así como el pavo real desarrolló plumas grandes y coloridas para atraer a la hembra, también el ser humano desarrolló sus plumas coloridas que es su inteligencia expresada en el arte, la musica, poesía y creatividad. Si bien se hace arte de otros temas, según la autora, el móvil principal fue el amor.
“Esto se conoce como fenotipo extendido: una representación de nuestro valor genético pero separado de nuestro cuerpo” (213)
El amor lo es todo
La autora concluye diciendo que:
No puedo darte la respuesta completa a la pregunta '¿Qué es el amor?' Pero mostrándote que tu experiencia de amor es el resultado de una miríada de factores, que puedes amar a muchas personas, animales y seres de diferentes maneras, y que tu capacidad de amar y ser amado es fundamental para tu bienestar, espero haber demostrado que el amor es y debe ser el centro de su vida. De hecho, tal vez la respuesta a la pregunta '¿Qué es el amor?' es en realidad tan deslumbrantemente obvia que nos lo perdemos. ¿Qué es el amor? todo” (p.216)
Mi conclusión
Las ideas y revisión de evidencia de la autora refuerza mi convicción personal acerca la infinidad de tipos de amor que podemos y debemos vivir todas las personas para ser felices. La perspectiva biológica, genética y evolutiva complementan mi visión y convicción acerca de la importancia del vínculo y encuentro entre las personas.
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