Liberar el aprendizaje: Caso del colegio Jose Antonio Encinas

 


Imagina un colegio público donde, durante las últimas horas de cada viernes, los estudiantes eligen libremente qué aprender, guiados por alguien que domina una habilidad específica. Esta práctica ha sido parte del colegio 7059 Jose Antonio Encinas de Pamplona en San Juan de Miraflores durante más de 25 años. Todo comenzó en los años 90, cuando la directora Ana Bertha Quiróz llegó al colegio y una de sus primeras acciones fue fortalecer la cultura institucional, lo que posteriormente generaría ese espacio de libertad en el aprendizaje. En este artículo, exploramos cómo lo logró, en qué consistían las propuestas de aprendizaje de ese día y ofrecemos recomendaciones para que puedas aplicar este enfoque en tu propia institución educativa. Al final, encontrarás la transcripción completa de nuestra conversación con ella y aquí está el enlace a la entrevista completa.

El día de la confianza

La Dirección Regional de Educación tiene como propósito formar ciudadanos globales que transformen el mundo. Para ello, impulsa el concepto de la escuela de la confianza, expresado en cuatro lineamientos de política. Esta propuesta incluye un día especial a la semana en el que los niños puedan liberarse de las ataduras de la imposición curricular, ofreciendo aprendizajes de una manera distinta. Mediante espacios de libertad de aprendizaje, los estudiantes recuperan el gozo de aprender y se vinculan con sus docentes de una manera diferente, lo que facilita sus aprendizajes curriculares. A este espacio se le ha llamado el “día de la confianza”.

La historia

El Colegio Jose Antonio Encinas es una institución de nivel secundario, mixta, que actualmente cuenta con 713 estudiantes. Ana Bertha llegó como directora en 1995. En primer lugar, realizó un diagnóstico: la escuela identificó problemas en el aprendizaje y reconoció la necesidad de mejorar la experiencia educativa. Para ello, invitó a toda la comunidad a conocer la realidad de la institución. Los resultados mostraron que se necesitaban espacios lúdicos y de creatividad como se muestra en la siguiente cita:

Y el diagnóstico decía que la metodología, la falta de creatividad, la falta de cosas lúdicas en la escuela eran importantes para que los chicos, ese espíritu que tienen de energía cargada, la comiencen a exteriorizar y comiencen a mejorar los resultados de aprendizaje.

En segundo lugar, se identificó talentos y habilidades de los docentes distintos a su áreas curriculares. Con apoyo de los estudiantes se identificaron esas otras habilidades de los docentes y se invitó a que los puedan compartir en un ambiente de gratuidad.

un alumno me dijo: “Directora, el profesor de religión es un experto tocando guitarra, él debería enseñar guitarra. El de religión” … la profesora María Suárez sabe preparar bocaditos salados. La profesora Norca prepara bocaditos dulces. Y también la profesora Norca tiene otra habilidad: sabe sobre modales,

En tercer lugar, se fomentó participación de la comunidad: Se involucró a los estudiantes en el diagnóstico para comprender mejor sus necesidades y asegurarse de que los talleres respondieran a sus intereses. También lo padres de familia se fueron sumando a la estrategia, así como aliados de la comunidad que el equipo directivo salía a buscar.

Una madre de familia me dijo: “Yo puedo enseñarle a tus alumnos cosmetología”, porque tenía su propio salón. Así que la invité a unirse con todos sus materiales.

En cuarto lugar, se realizó una planificación y organización: La dirección diseñó un horario, definió la evaluación y estableció las pautas para la implementación de los talleres un día a la semana.

El primer año y diseñamos el día viernes dos horas, las dos últimas horas de la mañana y las dos últimas de la tarde, los talleres, donde tú quieras que vas. Y cada profesor desarrolló su programación, cogió una competencia.

En quinto lugar, empezó la implementación de talleres: Se pusieron en marcha los talleres de habilidades y talentos, involucrando a docentes, estudiantes y personal de la escuela. Por último, se realizó continuamente la evaluación y ajuste: A lo largo del tiempo, la escuela evaluó el impacto de los talleres en el aprendizaje y la relación entre docentes y estudiantes, ajustando el enfoque según sea necesario.

Ana Bertha enfatiza la importancia de la confianza, la comunicación abierta y la participación activa de todos en el diagnóstico y desarrollo de estos talleres. Además, menciona cómo estos talleres pueden tener un impacto positivo en el aprendizaje de las áreas curriculares más difíciles, al crear un ambiente más relajado y motivador para los estudiantes.

Un desafío que tuvo para la calidad del mismo fue la descongestión de los talleres para ello invitaba a más aliados y a los mismos estudiantes. En algún momento la escuelas llegó a tener 40 talleres

Los talleres iban aumentando en número y variedad. Lo que quería lograr era descongestionar los talleres

Quisiera destacar dos elementos que, a mi parecer, fueron claves para la transformación de la escuela. La pedagogía de la confianza y la pedagogía del vínculo.

1. La pedagogía de la confianza

Un elemento clave para la transformación de la escuela ha sido creer en las capacidades de los estudiantes, docentes y padres de familia. Acerca de los estudiantes, comenta:

“Y de ahí ya comencé a creer mucho en los estudiantes. Yo me dejaba llevar por los adolescentes, no sé por qué, pero me dejaba llevar por ellos, porque siento que tienen las respuestas a muchas cosas que yo, como adulta, a veces no entiendo.”

La confianza, junto con una escucha activa de estudiantes y docentes, hizo que empezara a florecer la estrategia de los talleres de los viernes. Esta actitud positiva y de confianza en las capacidades de todos los involucrados es fundamental para el éxito de los talleres y el aprendizaje en la escuela.

En ese sentido, la confianza en las capacidad transformadora del docente es clave. Por ello la involucración de los mismos fue parte del proceso. Como afirma Ana Bertha, “ellos te pueden destruir o ayudar a construir”. Para ello el primer paso para la involucración de los mismos es tener la meta clara, una vez que se tiene clara la meta pedagógica pedirles que den ideas sobre como organizar la escuela en función a esa meta y empezar la reestructuración escolar.

¿Cuál es la meta? … Entonces, si yo soy eso, ¿cuál es mi estructura? …Y le pregunto a los profesores, si esa es la visión de la escuela, ¿cuál es mi estructura? Entonces, junto con ellos vamos creando: 1) espacio con estudiantes, 2) espacio en la parte pedagógica, 3) espacio con los padres de familia, 4) espacio con los aliados, 5) espacio para el ministerio,

2. La pedagogía del vínculo

Una idea que se repite en la conversación es que un elemento clave es el vínculo entre docentes y estudiantes. Los talleres permiten ver al profesor en otra faceta, en una faceta informal y conocer sus pasiones, los temas que realmente le interesan. Ello permitió generar una conexión entre docente y estudiante que muchas veces no es posible en las clases regulares. Entonces, los talleres permiten fortalecer esa conexión, ya que se enfocan en habilidades y talentos que tanto docentes como estudiantes disfrutan, permitiendo una interacción más relajada y abierta. Este vínculo contribuía a mejorar la relación entre ellos y los estudiantes. De manera indirecta, se generó un impacto positivo en el aprendizaje de las áreas curriculares más difíciles, ya que los estudiantes estaban más motivados y comprometidos en su proceso educativo. Por ejemplo, gracias a los talleres, los estudiantes tenían más confianza en sus docentes; y ello hacía que expresaran sus dudas con libertad en las clases durante la semana.

Recomendaciones para su aplicación

Si se desea aplicar la estrategia en una escuela se ofrecen las siguiente sugerencias:

  1. Realizar un diagnóstico compartido con todos los involucrados, incluidos los estudiantes, para identificar las necesidades y problemas en el aprendizaje.
  2. Identificar talentos en tu comunidad. Establecer una comunicación cercana y abierta con los estudiantes, docentes y padres de familia para conocer sus talentos y habilidades. Conversar con los docentes y personal de servicios para conocer sus habilidades y pasiones adicionales a su labor como profesores, lo cual servirá para generar espacios de talleres variados y atractivos.
  3. . Establecer un vínculo de confianza entre docentes y estudiantes, creando un ambiente de felicidad y aprendizaje en los talleres, lo que a su vez mejora la relación y el aprendizaje en las áreas curriculares durante el resto de la semana.
  4. Crear un comité o equipo de trabajo que se encargue de la organización, logística y supervisión de los talleres, incluyendo a representantes de distintos sectores de la comunidad educativa.
  5. Ser perseverante y flexible en la implementación de los talleres, adaptándose a las necesidades y retos que puedan surgir durante el proceso, siempre con el objetivo de fomentar el desarrollo de talentos y habilidades en los estudiantes.

Ten en cuenta que estos pasos funcionaron para esta escuela en su contexto específico. Por lo tanto, cada institución educativa debe considerar su propio contexto al aplicar estas prácticas. Para hacerlo, se puede plantear la pregunta: ¿Qué espacios de elección de aprendizajes se ofrecen actualmente en nuestra escuela? Una vez identificados estos espacios, se pueden explorar maneras de fortalecerlos y expandirlos a todos los salones y áreas de la vida escolar.

Conclusiones

En esta entrevista, Ana Bertha describe cómo implementó talleres extracurriculares en su escuela durante el horario escolar para fomentar habilidades y talentos de estudiantes y docentes, mejorando el aprendizaje en áreas curriculares. La clave de su éxito fue el diagnóstico y la participación de los estudiantes en la búsqueda de respuestas, así como el involucramiento de todos los actores. Esperamos que esta experiencia pueda inspirar a otros educadores a implementar prácticas similares para mejorar la educación en sus propias escuelas.

En lo personal, conversar con Ana Bertha reforzó mi apuesta por la pedagogía del vínculo, que es lo que necesitan las escuelas y, al mismo tiempo, es la gran ausente en ellas. Esto se debe a que nadie tiene tiempo para generar vínculos, el elemento esencial en el aprendizaje de niños y jóvenes. Por estar apurados en construir la casa, nos olvidamos de los materiales esenciales para hacerlo. Entonces, es importante generar espacios de vínculo, de mutuo conocimiento, donde ocurran encuentros cara a cara, uno a uno entre las personas. Hoy en día, en la era de Facebook y las redes que generan conexión, las personas se sienten más solas.

En segundo lugar, la pedagogía de la confianza implica creer en las capacidades de cada persona. El ser humano tiene capacidades ilimitadas de transformación y rediseño. La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro de transformarse a sí mismo, y se ha demostrado que nunca termina. Por lo tanto, hay que apostar no solo por los primeros años, sino por todo el arco de la vida humana, para que cada individuo aporte a su comunidad y a su familia. Por otro lado, Coral Ruiz, entrenadora Montessori, decía que los niños son como Niágaras sin descubrir, es decir, fuentes de energía ilimitada que pueden transformar el mundo si se canaliza todo su potencial. Es por ello que una pedagogía de la confianza es un requisito ineludible para desarrollar una buena educación.

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