Tomar tres tazas de té: Una lección de cambio y conexión

 

A principios de los años 90, un alpinista estadounidense regresaba de una ascensión fallida a la montaña K2, la segunda más alta del mundo y una de las más peligrosas, donde uno de cada cuatro alpinistas pierde la vida en el intento. Este hombre, Greg Mortenson, llegó al Baltistán, una de las regiones más remotas, agrestes y pobres de Pakistán, situada al norte de Cachemira, cerca de las fronteras de Pakistán y Afganistán.

En medio de la dureza de su travesía, Mortenson fue acogido como huésped de honor en la aldea de Korphe, un pequeño pueblo balti. Fue allí donde descubrió una realidad que lo impactó profundamente: los niños no tenían una escuela ni docentes. En su lugar, intentaban escribir en cartones con palos de madera y un poco de barro. Conmovido por la pobreza y la falta de oportunidades, Mortenson decidió hacer algo para ayudarles. Sin dinero ni apoyo, prometió construir una escuela para la comunidad.

El Inicio de una Promesa

Mortenson inició una serie de gestiones para conseguir apoyo financiero y, finalmente, logró los recursos necesarios. Sin embargo, el progreso fue lento. La construcción de la escuela, que debía realizarse con la colaboración de los habitantes, avanzaba con grandes dificultades. Los pobladores abandonaban el trabajo temprano para atender sus campos y animales, o simplemente no se presentaban. Mortenson, frustrado, comenzó a presionarlos y exigir resultados, pero la situación no mejoraba. Quería ayudar, pero sentía que la comunidad no aceptaba su ayuda.

La Lección de las Tres Tazas de Té

En ese momento crítico, uno de los líderes locales, Haji Ali, llevó a Mortenson a un lugar apartado y le dijo:

“Has hecho mucho por mi pueblo, y nosotros lo reconocemos. Pero ahora quiero pedirte que hagas algo por mí.”

Mortenson respondió:

“Lo que sea.”

Haji Ali entonces le dijo:

”¡Siéntate y cierra tu boca! Nos estás volviendo locos a todos.”

Después, lo llevó a su casa y le explicó con calma:

“Si quieres hacer algún progreso en Baltistán, debes respetar nuestras costumbres. La primera vez que tomas un té con un balti, eres un extranjero. La segunda vez, eres un huésped de honor. Y la tercera vez, eres parte de la familia. Y por la familia hacemos todo, incluso dar la vida. Doctor Greg, debes darte tiempo para tomar tres tazas de té. Nosotros no tendremos educación, pero no somos estúpidos. Hemos vivido y sobrevivido aquí por mucho tiempo.”

(Mortenson & Relin, 2007, pp. 149–150)

Mortenson recuerda este momento como una de las lecciones más importantes de su vida. Comprendió que para lograr un cambio real debía construir relaciones genuinas con la comunidad, respetar sus tiempos y costumbres, y ganarse su confianza antes de intentar imponer su ayuda.

La Defensa de la Escuela

Después de este episodio, surgieron nuevos desafíos. Un grupo de pobladores de otra aldea intentó paralizar la construcción de la escuela, argumentando que un infiel (Mortenson) estaba detrás del proyecto y que el Corán prohibía la educación de las niñas. En medio de esta tensión, Haji Ali salió en defensa del proyecto y afirmó que la escuela seguiría adelante. Para calmar los ánimos, ofreció 10 carneros, animales de gran valor en la región. Mortenson, apenado por el sacrificio, expresó su consternación. Haji, mostrándole el Corán, le dijo:

“Es hermoso, ¿no?”

Mortenson asintió.

Haji continuó:

“No puedo leerlo. No puedo leer nada. Esta es la gran tristeza de mi vida, y haré lo que sea para que los niños de mi aldea nunca conozcan ese sentimiento. Pagaré cualquier precio para que tengan la educación que se merecen.”

(Mortenson & Relin, 2007, p. 150)

El Impacto de la Paciencia y la Conexión

Con la nueva estrategia de las “tres tazas de té”, la escuela se completó en solo tres semanas. Esto marcó el inicio de un movimiento más amplio: Mortenson trabajó en la construcción de 81 escuelas en la región, llevando educación a miles de niños. Su esfuerzo le valió una nominación al Premio Nobel de la Paz en 2009.

Reflexión Final: Las Tres Tazas de Té en Nuestras Vidas

La historia de Greg Mortenson nos deja una poderosa lección: las buenas intenciones no siempre son suficientes. Para lograr un cambio sostenible, es fundamental comprender el contexto, construir relaciones sólidas y respetar las costumbres de quienes deseamos ayudar.

En el caso de Mortenson, las “tres tazas de té” simbolizaron el tiempo y la paciencia necesarios para ganar la confianza de la comunidad. Este enfoque no solo permitió la construcción de una escuela, sino que también fortaleció la relación entre el proyecto y las personas a quienes iba dirigido.

¿Y tú? En tu proyecto actual, ¿cuáles son tus “tres tazas de té”? ¿Qué relaciones necesitas cultivar para conectar con tu contexto y lograr que todos se sumen a tu causa? Reflexiona, tómate el tiempo necesario y recuerda: el cambio profundo comienza con una buena conexión.

Referencia

Mortenson, G., & Relin, D. (2007). Three Cups of Tea: One Man’s Mission to Promote Peace…One School at a Time. Penguin Books.

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